El Mono González recoge la tradición particular del mural chileno, el cual proviene del arte brigadista, que está hecho en la calle, es creado colectivamente, de lo participativo, de la ocupación del espacio territorial, de lo precario; su resultado es anónimo y efímero. Es un arte desprendido que proviene de la solidaridad, de la concepción de una sociedad de todos, un espacio de todos que es resignificado al ser intervenido con la participación de la gente.
En el año 1964 realiza su primer mural para contribuir a la campaña presidencial de Salvador Allende. Con la creación de la Brigada Ramona Parra, con su estilo propio y claramente identificable, las murallas de Chile se fueron llenando de colores y arte. Hoy es reconocido mundialmente por su aporte al arte muralista.
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